7 p.m

El silencio de un alma que grita, y la sequedad de su llanto desconsolado.

Ya tuvo lugar la enésima revisión en el espejo. Tu realidad sustituye por negatividad toda la belleza residente en amables realidades alternativas.

Tus peores miedos se unen hasta conseguir algo que nadie pueda querer. Como si de un capricho divino fuese, tú has sido elegido para vivir una eterna debacle.

En ocasiones, tras eventuales catársis inconscientes, el mundo onírico te despierta para recordarte que sólo fué un espejismo. Que tus demonios siguen ahí, oprimiendo tu pecho contra tu propio muro de las lamentaciones.

Jazz, algo de beber, y toneladas de conciencia.

Agujeros negros cuya velocidad de escape sólo se consigue con whisky.

La sensación de estar en un incendio que tú mismo has provocado y saber que eres la única forma de apagarlo.

Tu mano izquierda pide ayuda. Tu mano derecha esconde los extintores.